Hace poco pudimos ver en la televisión un peliculón que nos dejó «congelados». La culpa de no poder movernos del sofá la tuvo el trasatlántico, «el insumergible», el más grande y hermosa nave del mundo, estamos hablando del famoso Titanic.
Es triste saber que gracias a las tragedias del ser humano. Después de lo ocurrido aprendemos y mejoramos las condiciones de seguridad.
Queremos aprovechar la historia del Titanic que todos de alguna manera conocéis, para analizar los fatídicos errores como causa principal del naufragio: una conjunción de incompetencias, errores imperdonables, falta de escrúpulos y de ética profesional de los responsables del buque.
- EL DISEÑO: El acero empleado en el casco del Titanic era el de «mejor» calidad en aquella época.
- LENGUAJE: Dentro del Titanic la gente hablaba 19 idiomas diferentes. Los trabajadores sólo dominaban el inglés y en medio del caos «era imposible la comunicación».
- RADIO: Durante el embarque se averió el transmisor principal de radio y no se pudieron enviar y ni recibir ningún tipo de mensaje, más tarde lo arreglaron, pero los radiotelegrafistas dieron prioridad a los mensajes personales de los pasajeros que se habían acumulado durante los dos días de avería, pasando así desapercibidas las advertencias que recibían de avistamiento de iceberg por parte de otros buques cercanos.
- NORMAS: No se tuvieron en cuenta la presencia de suficientes botes salvavidas para la capacidad del pasaje 2.229 pajeros. Solo existían botes salvavidas para 1.178 pasajeros quedando 1.046 pasajeros sin botes.
- Y por último, la FORMACIÓN: El personal carecía de formación, en temas de emergencia marítima como el abandono en buques de pasaje y manejo de situación de crisis.
En resumen, lo cierto es que en la mayoría de accidentes no es un solo hecho el desencadenante sino varias pequeñas o coincidencias que hacen llevarnos a una tragedia. La noche, sin luna, el mar en calma, el atípico invierno y la presencia de varios iceberg en una época que no era de esperar eso, sumando la inexplicable falta de prismáticos para los vigías. Sin olvidar la confianza del hombre hacia la máquina en aquella época.
Vemos un ejemplo claro sobre la importancia de la formación profesional de las personas, no olvidéis que el mar es un medio que estemos acostumbrados a estar en él, y la formación en protección marítima, formación básica, formación sanitaria, formación de botes no rápidos… son nuestra única salida para poder permanecer ilesos en este medio que es el mar.
Cuando el vigía Frederick Fleet gritó «¡Iceberg!» ya era demasiado tarde.
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